domingo, 5 de julio de 2009

Una vez escuché -o leí-

Una vez escuché -o leí- que la vida es aquello que pasa mientras uno la planifica. Yo la planifico todo el tiempo, y la dejo pasar sin remordimientos. Disfruto con los planes, me masturbo con el futuro, no me interesan las experiencias, los amigos, las relaciones, nada. El presente me importa un bledo; un rábano; una pestaña –aunque las pestañas, a veces, se me convierten en el mundo entero-.

Yo puedo escribir de cantantes muertos, de padres abandonados, de la pérdida de los amigos de infancia, pero en realidad no me interesa nada. Tengo que escribir, es cierto; lamentablemente tengo que hacerlo, es mi trabajo, pero la verdad es que escribir no me interesa en lo más mínimo.

Yo no sé porqué, no sé en qué momento decidí hacer de esto mi trabajo. Yo no sé quién me dijo que escribir era rentable, quién me dijo que me dedicara a escribir. “Dedícate a contar historias” me dijo alguien y yo, que no tengo poder de decisión, me puse a escribir e incluso, decidí hacer de esto mi trabajo. Escribir es mi trabajo, sí. Aunque suene estúpido –pueden reírse porque sé que es estúpido- yo tiendo a pensar que esto es un trabajo. Por eso escribo, estúpidamente, escribo. Mientras otros bailan, escribo. Mientras vomitan, yo escribo. Si hay un cumpleaños, no puedo ir porque estoy escribiendo. Cuando están comiendo, cuando todos están sentados a la mesa y me llaman –porque a pesar de mis estúpidos escritos, todavía hay alguien que me llama- yo llego tarde porque debo terminar de escribir. Cuando hablo, en realidad, estoy intentando escribir. Mi risa no contagia a nadie, porque parece estar escrita. No tengo sueño, no tengo hambre, no tengo nada, a menos que lo escriba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que frio q hace!!... voy a escribir q hace calor jaa
rulz un beso saludos